En esta sesión revisará la reforma monetaria de 1931 y su enmienda de 1932. Un objetivo central es profundizar el conocimiento de los problemas económicos y monetarios que las causaron. La revisión es pertinente por el desequilibrio presente actualmente en la historiografía y los énfasis de su enfoque. Por esto, el ensayo cuestiona la historiografía canónica, sus fuentes y la pertinencia de sus premisas y conclusiones que aquí se examinan a la luz de argumentos y fuentes distintas (algunas contrarias), en aras de construir una visión más equilibrada del momento y de las decisiones que guiaron el cambio de políticas monetarias
Los fraudes son consustanciales a cualquier revolución burguesa, la mexicana no fue la excepción. Celebrados escándalos estuvieron entre las causas del descontento de 1910: los bancos de Yucatán, el Minero de Chihuahua, el de Jalisco y más oblicuamente el de Guanajuato causaron grandes frustraciones y pérdidas de caudales a sus cuenta-habientes, quienes muy pronto manifestarían sus desconfianzas hacia el vetusto régimen porfiriano. Naturalmente, con la vorágine revolucionaria todos estos antiguos pecados financieros quedaron borrados y nuevas falsificaciones y operaciones financieras y monetarias defraudarían a más mexicanos y extranjeros. En esta charla hablaremos fundamentalmente de caos monetario, de sus causas y de los intentos del gobierno carrancista por controlar sus nefandos efectos sobre el conjunto de la economía.»
José Ives Limantour, Secretario de Hacienda 1893-1911
ARGUMENTO:
La plata como moneda o como mercancía: esa fue la disyuntiva que comenzó a abrirse a partir de 1870, ante la caída sostenida del precio mundial del metal argentífero. El impacto de ello en la economía mexicana fue diverso, pero sin duda el más importante fue la adopción de una versión del patrón oro en 1905, el fin del bimetalismo y el cierre de las casas de moneda estatales. La gestión política de la moneda que había predominado hasta entonces comenzó a transitar hacia nuevos horizontes.
En 1883 el gobierno federal mexicano implemento una reforma monetaria que tenía como objetivo ordenar la circulación de la llamada moneda menuda y resolver el problema de su escasez. Hasta ese momento existían distintos tipos de monedas y medios de pago fraccionarios que circulaban en los mercados mexicanos, emitidos por el gobierno, pero también por agentes privados. La heterogeneidad de estos medios de pago provocaba desordenes monetarios que afectaban directamente a los agentes participantes en los mercados, ya sea por costos en la conversión de un medio de pago a otro o directamente por prácticas predatorias, principalmente de grupos de comerciantes que emitían sus propios medios de pago. A veces los medios de pago eran aceptados a un valor menor, a veces eran rechazados, además de que los límites en su circulación implicaban un mercado cautivo.
La reforma del gobierno federal tenía como eje central la emisión de una nueva moneda, elaborada de níquel, que traería orden a la circulación de medios de pago fraccionarios, ya que también sacaría de la circulación al resto de los medios de pago no oficiales. No obstante, al paso de unos meses comenzaron a surgir protestas populares en contra de la nueva moneda en distintos puntos del territorio nacional.
El trabajo discutirá las razones que explican el surgimiento de estas protestas. A partir de un enfoque de gestión política de la moneda, se observará cómo en la circulación de la moneda de níquel entraron en juego distintos actores que veían afectados sus intereses. El conflicto de distintos intereses tuvo un impacto directo en la capacidad de aceptación y circulación de la nueva moneda, generando el estallido de una serie de manifestaciones espontáneas de descontento popular, en la cual los actores con menor influencia en la gestión del dinero resultaron ser los más afectados.
La plata, el material que le daba valor intrínseco al peso mexicano, era objeto de una tributación importante antes de convertirse en moneda, principalmente a través del cobro del quinto. En la casa de moneda el peso sufría otra exacción ligada al proceso de acuñación y una vez convertida en cuño su circulación también estuvo expuesta al ojo tributario. La guerra de independencia, la formación de la primera república federal en 1824 y la repartición de rentas de ese año tuvo dos impactos importantes en la acuñación. Primero, los impuestos vinculados a la minería y a la acuñación quedaron bajo control estatal y segundo, aparecieron cecas estatales que funcionaron bajo la figura del arrendamiento. Estos elementos son claves para entender el desarrollo de la acuñación y de la gestión política del peso mexicano. Esta sesión busca explicar la estela tributaria de la plata durante gran parte del siglo XIX, sus transformaciones y continuidades, pero sobre todo hacer énfasis en la profunda relación entre lo fiscal y lo monetario. En conjunto, se entiende como una gestión política de la moneda: la fiscalidad, el sistema de acuerdos y las concesiones para la emisión monetaria son vectores de una instiucionalidad y prácticas de negociación política.
Bibliografía básica
Velasco Herrera, Omar, y Ma. Eugenia Romero Ibarra, «Exportación de Metales en pasta por la Costa Occidental Mexicana y la creación de la Casa de Moneda de Culiacán, 1825-1870», en América Latina en La Historia Económica, 27 (3), 2020, e1035. https://doi.org/10.18232/alhe.1035.
Velasco Herrera Omar, «Tributación, exportación de metales y arrendamientos: las transformaciones en la naturaleza de los impuestos a la exportación de la plata, 1868-1905» en Romero Ibarra, Ma. Eugenia y María del Ángel Molina (coords.), Legislación Fiscal y conflicto: actores, entornos y administración hacendaria en México, siglos XIX y XX, México, Facultad de Economía, 2020.
ARGUMENTO:El problema de la falsificación monetaria estaba enraizado en profundas causas que van más allá de la falta de circulante. Las necesidades monetarias obligaron a los gobiernos durante los primeros años del México independiente a acuñar cobre, que por diversas razones no se había practicado. La falsificación de moneda de cobre se dio en un momento coyuntural y habrá que indagar en esas condiciones entre las que se ha resaltado la debilidad institucional del Estado y la inestabilidad. Sin embargo, hay que considerar fue un negocio de particulares, practicado por empresarios y comerciantes en contubernio con funcionarios, políticos, jueces y militares, que se aseguraban una ganancia expedita. Los falsificadores aprovecharon la permisividad que daba una corrupción institucionalizada, por lo que inundaron los mercados con moneda falsa que afectaron el suministro de mercancías y alteraron los precios provocando el descontento social que se manifestó en motines y revueltas, por lo que los gobiernos iniciaron un proceso de amortización de todo el numerario tanto falso como oficial.
LECTURAS:
TORRES MEDINA, J. (…) «La ronda de los monederos falsos. Falsificación de moneda de cobre, 1835-1842»
La Guerra de Independencia trajo consigo consecuencias económicas importantes, tales como la desarticulación de las redes mercantiles de abasto de mercancías y la dificultad en la recaudación de impuestos, entre muchas otras. Para hacerle frente a la contienda, tanto realistas como insurgentes buscaron diversificar sus fuentes de financiamiento, de ahí que establecieran contribuciones extraordinarias o aprovecharan las vías de ingreso ya existentes. Entre aquellos mecanismos de financiamiento se encuentran las diversas acuñaciones de moneda que ambas facciones llevaron a cabo en sus zonas de influencia. El objetivo de la sesión es conocer algunos ejemplos de acuñación y falsificación de moneda durante la Guerra de Independencia, con especial énfasis en la zona centro y sur del país, para comprender las consecuencias de la Guerra en el ámbito monetario.
LECTURA:
Ernest Sánchez Santiró “Los mecanismos de financiamiento de la contrainsurgencia, 1810-1821”, Leonor Ludlow (coordinación), El sustento económico de las revoluciones, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, Facultad de Economía 2013. p. 95-122.
La crisis de la monarquía española (1808-1814) y los movimientos de independencia en la América Hispana potenciaron la diversificación de centros de amonedación. En la Nueva España ello se tradujo en la ruptura del monopolio de la Casa de Moneda de México provocada por proyectos de acuñación en provincia que transitaron hacia la permanencia en el México independiente. Será el objetivo de la sesión identificar las etapas de dicha ruptura, los actores involucrados y las secuelas heredadas, pues la cronología culmina con la ratificación oficial de múltiples cecas entre el I Imperio y la primera república federal mexicana.
La guerra civil novohispana marcó una ruptura en la tendencia alcista de la producción monetaria. el sistema centralizado se desarticuló y produjo una regionalización del comercio, la circulación de moneda y una nueva espacialidad que sería definitiva en la nueva configuración nacional. El bloqueo de los puertos marítimos, Veracruz en el Atlántico y Acapulco en el Pacífico, favoreció al despliegue de economías regionales vinculadas hacia el mercado global y nuevos cauces de la circulación y exportación de plata y moneda, como Tampico y San Blas, respectivamente. Una concurrencia entre necesidad y oportunidad permitieron fortalecer ciudades mineras, como Zacatecas, San Luis Potosí y Durango, con polos de distribución comercial, como Guadalajara y Aguascalientes. La producción de monedas realistas, insurgentes y provinciales incrementaron la masa y multiplicaron los signos monetarios, incluso se produjo una diversidad de monedas privadas para el comercio local y el pago de jornales, mercancías y servicios. El caos monetario fue un procesos adaptativo a la crisis y a la vez una nueva organización del espacio económico novohispano, que merece observarse con detenimiento, antes de concluir que la guerra civil destruyó la economía.
Ibarra, A. (2021). «El mercado interno novohispano en el diluvio: guerra civil, comercio directo y reorganización espacial, 1813-1818». América Latina En La Historia Económica, 28(2), 1-44. https://doi.org/10.18232/alhe.1275
«La moneda mala desplaza a la moneda buena», como se atribuye a Sir Thomas Gresham (1519-1579), se ha considerado una «ley» de ocurrencia fatal en el reemplazo de moneda como recurso de financiamiento público. La política de depreciación del fino de plata de la moneda americana, en coyunturas que demandaban liquidez, fue un recurso de financiamiento de la reacuñación y de financiamiento subrepticio de la monarquía rebajando el valor real de la moneda. Sin embargo, las instrucciones «muy reservadas» que instruían rebajar la ley monetaria a los superintendentes de las casas de Moneda, especialmente la de México, fueron sucedidas por ordenes de retiro de moneda circular antigua -particularmente columnaria- que despertaron sospechas en el público y ajustes a su valor real en la economía global. La gestión de la masa monetaria enfrentó, entonces, un problema agudo para circulación interna y los términos de intercambio al exterior, donde la moneda antigua era más apreciada y la nueva corregida en su valor. A partir del episodio deprecatorio de Carlos III de 1772, se estudian las respuestas de los agentes económicos y el problema de la escasez relativa de moneda, poniendo el acento en la masa monetaria producida, el coeficiente de sedimentación doméstico y la producción de moneda fraccionaria compensatorio de la desatesorización de moneda antigua. ¿Qué pensaría Gresham del episodio?